Querido autor audiovisual:
No hay nada peor, para quienes nos dedicamos a escribir, que la sensación de que nadie desea leer nuestra obra acabada. Ya puedes tener la obra que revolucionará el mundo o el más valioso mapa del tesoro audiovisual convertido en guion. De nada sirve, si nadie le presta atención.
Y resulta que contactas con productoras, cuentas de qué va tu historia, incluso envías un breve resumen, pero invariablemente, pasan de contestar o hay rechazo continuo.
Harto, puede que hasta mires el ordenador y te sientas con el impulso de tirarlo contra el suelo... Que te plantees si sirves para esto... Si no tendría más sentido abandonar. ¿Te ha sucedido alguna vez?
El caso, es que en el 99% de los casos, nada de lo descrito tiene que ver con tu escritura. Tiene que ver con la capacidad de despertar ATENCIÓN hacia tu obra.
Pero ¿qué es lo que hace falta para que te presten atención en un siglo en que nadie quiere concederla?
Existe una herramienta que el sector audiovisual usa invariablemente para determinar si merece la pena explorar el interés potencial de tu obra. No es el guion, no es el tratamiento, no es la memoria de intenciones, no es siquiera la sinopsis.
Antes de explorar cualquiera de esos documentos de trabajo, el sector audiovisual usa un filtro de interés, la LOGLINE: una sintética descripción que en 50 o 60 palabras que debe arrojar luz sobre el valor dramático de tu obra, crear reacción emocional y deseos de leer o saber más.
Y para captar la ATENCIÓN con un escrito que provoque todo lo anterior en menos de un minuto, no necesitas tener una obra maestra, sino una "logline maestra".
Leer o escuchar una logline lleva apenas 60 segundos de tiempo. Ese es todo el tiempo que te van a conceder para valorar si vale la pena o no poner más energía en tu obra.
Tu logline es, por consiguiente, en relación a la obra integral, tu captador de ATENCIÓN. El paso previo a que haya INTERÉS EN LEER TU GUIÓN o PROYECTO. No puede haber INTERÉS si previamente no hay ATENCIÓN. Y no hay atención si no la activas con una logline magistral.
La impresión que despierta tu LOGLINE es como la impresión que le causas al portero de entrada de una discoteca. Si "le caes bien", te da paso. Si no, se acabó el viaje.
¿Dependemos, entonces, del azar?
Ni mucho menos. Dependemos de que el foco de luz que te dan, lo aproveches magistralmente.
Y, siendo sinceros, más allá de lo bien que pueda estar escrito el guion, la mayoría de las loglines circulantes son un verdadero desastre. El 99% pincha con una o varias de estas etiquetas: falta de claridad narrativa, sosería extrema, visualización pobre o nula del conflicto, cero promesas de entretenimiento implícitas, promesas temáticas deslucidas o inexistentes, y una sintaxis que en vez de acabar en clímax acaba en un bostezo... ¿A quién le puede interesar eso?
Eso no tiene nada que ver con tu capacidad de escribir guiones, sino con tu capacidad de escribir excelentes loglines.
Tienes 50 o 60 palabras para demostrar tu luz, para probar que eres un escritor o escritora deslumbrante. Si fallas en eso, tendrás que regresar de nuevo a la casilla de salida, porque nadie te dará cancha para averiguar si tienes o no un tesoro escondido entre 100 hojas de papel.
Poner fin a esta situación es más fácil de lo que parece. Requiere maestría, pero hemos destilado una metodología, para que en muy poco tiempo te beneficies de la capacidad para escribir loglines que capten la esencia de tu obra y logren llamar la atención.
Ya no hay ninguna necesidad de seguir acumulando frustraciones debido a razones que nada tienen que ver con la escritura de un guion sino con la escritura de loglines que no funcionan.
Hemos preparado la ruta para que la falta de atención deje de ser un problema gracias a la creación de loglines efectivas.
Pero antes de darte los detalles, te voy a ilustrar por qué la solución que te ofrecemos provoca resultados...